Oreo de mantequilla de maní casera: puro vicio entre dos galletas
Te lo juro, el día que probé esta receta por primera vez… casi lloro de felicidad.
Porque cuando juntas una galleta crujiente con cacao amargo y un relleno cremoso de mantequilla de maní suave y dulce, lo que pasa es magia pura.
Y no, no necesitas ser pastelero profesional, ni tener moldes raros, ni una cocina de Pinterest.
Solo necesitas ganas de darte un capricho, media hora libre y un amor profundo por lo dulce.
¿Vamos a por estas Oreo caseras?
Te advierto: una vez las pruebas, no hay vuelta atrás.
Ingredientes (para unas 14 galletas completas)
✨ Galletas de chocolate negro:
1 taza de harina de trigo común (aprox. 120 g)
½ taza de cacao puro sin azúcar (el intenso, no Nesquik)
¾ taza de azúcar moreno o panela
½ taza de mantequilla derretida (que huela a gloria)
1 huevo grande
1 cucharadita de extracto de vainilla
½ cucharadita de bicarbonato
1 pizquita de sal
✨ Relleno cremoso de mantequilla de maní:
½ taza de mantequilla de maní (la cremosa, no la de gimnasio )
½ taza de azúcar glas (ajusta al gusto)
2 cucharadas de mantequilla sin sal (a temperatura ambiente)
Unas gotitas de vainilla
(Opcional) una pizquita de sal o trocitos de cacahuete para dar textura
Paso a paso — así se hacen estas galletas que enamoran
1. La masa de las galletas
En un bol grande, mezcla la mantequilla derretida con el azúcar moreno. Tiene que quedar brillante y un poco espeso. Añade el huevo y la vainilla y bate con energía. En otro bol, mezcla la harina, el cacao, la sal y el bicarbonato.
Une las dos mezclas poco a poco, y verás cómo se forma una masa oscura, con aroma a cacao… ¡te vas a enamorar antes de hornear!
Tip real: Si ves que la masa está pegajosa, métela en la nevera 20-30 minutos. Te será más fácil hacer las bolitas después.
2. Horneamos con amor
Precalienta el horno a 180 °C.
Haz bolitas del tamaño de una nuez, ponlas en la bandeja (con papel vegetal) y aplánalas un poco. No hace falta que queden perfectas… el encanto está en lo casero.
Hornea de 8 a 10 minutos. No más, o se pondrán duras. Déjalas enfriar en la rejilla mientras haces el relleno (resiste la tentación de probar una caliente, aunque cueste ).
3. El relleno cremoso que lo cambia todo
En otro bol, mezcla la mantequilla de maní con el azúcar glas, la mantequilla blandita y la vainilla. Bate hasta que te quede una crema suave, sin grumos, con textura de nube densa.
Pro tip: Si está muy dura, puedes calentarla 10 segundos en microondas. Si está muy blanda, métela 5 minutos a la nevera.
4. Montamos las Oreo caseras
Toma una galleta, pon una cucharadita del relleno en el centro, y cubre con otra galleta. Presiona suavemente hasta que el relleno llegue justo al borde.
Y repite. Y repite. Y… bueno, igual te comes alguna por el camino. Todo bien.
Guárdalas en la nevera si hace calor, y te aguantarán perfectas hasta 5 días.
Aunque, entre tú y yo… no duran más de 24 horas.
Cosas que he aprendido haciendo esta receta mil veces
El cacao sin azúcar marca la diferencia. Es lo que le da ese sabor real de chocolate oscuro.
La mantequilla de maní cremosa funciona mejor. Si usas una natural (con aceite arriba), mézclala bien primero.
Puedes usar harina integral o de avena, pero cambia la textura.
Añade un poco de sal marina encima del relleno si te gusta el contraste salado-dulce. ¡Explota de sabor!
Y si quieres versión “fitness”: cambia azúcar por eritritol y usa mantequilla de maní sin azúcares añadidos.
❓ Preguntas frecuentes (porque seguro las tienes)
¿Puedo usar otro relleno?
Claro que sí. ¡Imaginación al poder! Puedes hacer una versión con crema de avellanas, dulce de leche, crema de coco…
¿Se pueden congelar?
Sí, tanto las galletas solas como ya montadas. En envase hermético, hasta 2 meses. Luego solo saca, deja a temperatura ambiente, ¡y a disfrutar!
¿Las puede comer un niño?
¡Obvio! Pero si es menor de 3 años y la mantequilla de maní es muy espesa, mejor vigilar. Siempre elige mantequillas sin trozos.
Mi parte favorita de esta receta…
Es cuando las tienes todas montadas, las miras, y dices:
“Wow, las hice yo. Y están brutales.”
No es solo una receta. Es ese momento de pausa en tu día. Es disfrutar algo que hiciste con tus manos, con ingredientes simples, y con mucho cariño.
Y eso, mi querido lector o lectora, no lo da ninguna Oreo de supermercado.
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