Vamos a hablar claro: hay combinaciones que son simplemente perfectas. Y chocolate con fresa… es una de esas. Dulce, intenso, ácido, cremoso, frutal, envolvente. Como un beso bien dado.

Hoy te traigo mi versión favorita del pastel de chocolate y fresa, hecho en casa, sin complicaciones, pero con ese resultado que huele a domingo especial, a cumpleaños con gente querida, a café por la tarde con alguien que sonríe mientras lo prueba y dice: “Wow… ¿tú hiciste esto?”

No necesitas ser repostero. No necesitas mil ingredientes ni técnicas raras. Solo necesitas amor, cacao y fresas de verdad. Vamos paso a paso, como me gusta: fácil, sabroso, real.

¿Por qué esta receta lo tiene todo?

Porque el bizcocho queda húmedo, jugoso y con sabor real a chocolate.
Porque lleva fresas naturales, no siropes ni cosas artificiales.
Porque la crema es sencilla pero cremosa, y combina como un sueño con el bizcocho.
Porque puedes decorarlo como tú quieras: con más fruta, con virutas, con ganache o dejarlo rústico y hermoso igual.

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Y porque cocinar un pastel en casa es una forma de amor. Y eso… siempre se nota.

Ingredientes reales y sin complicaciones

(Para un molde de 20 cm redondo o cuadrado)

Para el bizcocho de chocolate:

200 g de harina de trigo (todo uso)
60 g de cacao puro en polvo (sin azúcar)
200 g de azúcar
1 cucharadita de bicarbonato
1 cucharadita de levadura en polvo
1 pizca de sal
2 huevos grandes
200 ml de leche o bebida vegetal
100 ml de aceite vegetal (girasol o coco)
1 cucharadita de esencia de vainilla
100 ml de agua caliente o café recién hecho (¡sí, café!)

Para el relleno y cobertura:

250 ml de nata para montar (crema para batir)
200 g de chocolate negro o con leche
250 g de fresas frescas
1 cucharada de azúcar glas (opcional)

‍ Paso a paso real, de los que salen siempre

1. Prepara el horno y el molde

Precalienta tu horno a 180 °C, calor arriba y abajo. Engrasa tu molde con mantequilla o aceite y coloca papel vegetal en la base. Así te aseguras de que desmolda perfecto.

2. Mezcla los ingredientes secos

En un bol grande: harina, cacao, azúcar, bicarbonato, levadura y sal. Mezcla bien con una varilla o cuchara. Que no quede ningún grumo.

3. Añade los líquidos

Incorpora los huevos, la leche, el aceite y la vainilla. Mezcla con cariño hasta que todo esté integrado.

Ahora viene la clave: añade el agua caliente (o café) poco a poco mientras mezclas. Esto va a potenciar el sabor del cacao y dar esa textura increíblemente jugosa.

Sí, parece muy líquida la masa. Así tiene que ser.

4. Horneado

Vierte la mezcla en el molde. Golpea suavemente sobre la mesa para quitar burbujas.

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Llévalo al horno durante 30-35 minutos, o hasta que al pinchar con un palillo, salga limpio.
Deja enfriar completamente antes de cortar o montar. ¡Importantísimo!

5. La crema de chocolate (simple pero brutal)

Mientras el bizcocho se enfría, calienta la nata hasta que casi hierva. Retira del fuego, añade el chocolate troceado y mezcla hasta que se funda todo.
Déjala templar a temperatura ambiente. Si quieres, puedes montarla con varillas cuando esté fría para que quede más aireada.

6. Montaje con amor y fresas

Lava y seca las fresas. Córtalas por la mitad si son grandes.

Corta el bizcocho por la mitad (horizontalmente). Rellena con la crema de chocolate y pon una capa de fresas frescas encima.

Coloca la otra capa de bizcocho. Cubre con más crema por encima, y decora con fresas al gusto. Puedes añadir virutas de chocolate, menta fresca, azúcar glas… o dejarlo simple y hermoso.

¿Y si quiero hacer una versión diferente?

¡Adelante! Este pastel de chocolate y fresa es tan versátil que se adapta a mil versiones:

Puedes hacer mini pasteles individuales si usas moldes pequeños.
Puedes convertirlo en cupcakes con el mismo bizcocho y crema.
Puedes usar chocolate blanco para la cobertura si te va más suave.
¿Eres vegano? Sustituye huevos por compota de manzana o semillas de chía + agua, usa bebida vegetal y nata vegetal para la crema.

Consejos míos para que te salga brutal

No sobrehornees: si te pasas, el bizcocho pierde humedad. Cuando el palillo salga con unas migas húmedas, ¡ya está!
Usa fresas bien maduras, jugosas y dulces. Marcan la diferencia.
Si tienes tiempo, refrigera el pastel montado unas horas antes de servir. Los sabores se asientan y mejora aún más.
¿Te sobra? Guárdalo tapado en la nevera. Al día siguiente… aún más rico.

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¿Para qué ocasión va bien este pastel?

Para un cumpleaños casero con mucho corazón.
Para una merienda especial con alguien que te cae bien.
Para darte un capricho dulce sin motivo alguno (¡porque sí!).
Para llevar a casa de alguien y ver cómo se derrite con el primer bocado.

Reflexión final: un pastel que abraza

Este pastel de chocolate y fresa no es solo una receta. Es una experiencia.
Una forma de mimar, de sorprender, de disfrutar del cacao y la fruta de temporada con cada cucharada.

Es de esas cosas que haces una vez… y luego repites. Porque no solo te queda bien: te queda delicioso. Y porque ese equilibrio entre lo jugoso del bizcocho, lo cremoso del chocolate y lo fresco de la fresa… es una fantasía real.

Hazlo, compártelo, disfrútalo. Pero sobre todo: hazlo con amor. Porque se nota.