Pastel de crema napolitano sin horno | Receta fácil, cremosa y casera

Pastel de crema napolitano: Capas de puro placer, sin horno y con mucho corazón
Hay postres que se comen… y hay postres que se sienten. El pastel de crema napolitano es de esos que no solo acarician el paladar, sino que te abrazan el alma.
Un bocado de este pastel y automáticamente te transportas: a una tarde lenta de domingo, a una cocina cálida, a un momento de puro gozo.

Sí, este pastel es una experiencia en capas: chocolate, fresa, vainilla… suavidad, dulzura, y ese contraste cremoso que te hace cerrar los ojos y decir: “Wow”.

Y lo mejor de todo: sin horno, sin complicaciones, y con ingredientes fáciles. ¿Vamos allá? Te prometo que cuando lo pruebes, querrás hacerlo una y otra vez.

¿Qué es el pastel de crema napolitano?
Es un postre frío y cremoso que se inspira en los sabores clásicos del helado napolitano: chocolate, fresa y vainilla. Pero en lugar de ser un helado, aquí lo convertimos en un pastel suave, con textura de flan pero mucho más sedosa, montado en capas perfectas sobre una base crujiente de galletas.

Perfecto para celebraciones, para agasajar invitados, o para ti, que te lo mereces. Este pastel no necesita horno, se hace en el frigorífico, y queda espectacular.

Ingredientes (versión realista, de casa)
Para la base:
200 g de galletas María (o las que tengas por casa, no pasa nada)

100 g de mantequilla derretida

Un chorrito de esencia de vainilla (opcional pero aromático)

Para las capas de crema:
400 ml de nata para montar (mínimo 35% MG)

400 ml de leche entera

100 g de azúcar (ajusta si eres muy goloso/a)

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3 sobres de cuajada o gelatina sin sabor (uno por cada capa)

100 g de chocolate negro

100 g de fresas (frescas o puré natural)

1 cucharadita de esencia de vainilla

Si estás en modo práctico, puedes hacer solo dos capas: chocolate y vainilla. Pero si vas a por todas (como yo), haz las tres y disfruta del espectáculo.

‍ Cómo hacer pastel de crema napolitano sin horno (paso a paso realista)
Paso 1: Base de galleta que lo aguanta todo
Tritura las galletas hasta que parezcan arena.

Mézclalas con la mantequilla derretida y la vainilla.

Coloca esta mezcla en un molde desmontable y presiona con amor hasta que quede bien firme.

Mételo al frigo mientras preparas lo bueno.

Consejo de la casa: si tienes galletas de chocolate, úsalas. Le da un toque brutal.

Paso 2: Capa de chocolate que derrite corazones
En un cazo, calienta 200 ml de leche con 100 ml de nata.

Añade 1 sobre de cuajada y 40 g de azúcar.

Trocea el chocolate y déjalo derretirse poco a poco mientras remueves.

Cuando esté todo bien integrado, vierte sobre la base y al frigo 25-30 min.

Paso 3: Capa de fresa que da vida
Tritura las fresas (o usa puré 100% fruta).

Calienta con 200 ml de leche y 100 ml de nata.

Añade cuajada y otros 30 g de azúcar.

Remueve sin parar hasta que espese y vuelca sobre la capa de chocolate ya cuajada.

Consejo de corazón: Si usas fresas frescas, prueba el puré antes. Si está ácido, añade un poquito más de azúcar. No queremos caras raras al probar.

Paso 4: Capa de vainilla que cierra el espectáculo
Último round: calienta los 200 ml restantes de leche y 100 ml de nata.

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Añade la esencia de vainilla, la cuajada y el azúcar restante.

Cocina a fuego bajo removiendo suave, con calma. Sin prisas.

Cuando esté cremosa, vierte con cuidado sobre la capa de fresa.

Y ahora… al frigo mínimo 4 horitas. Pero te digo la verdad: déjalo toda la noche. El sabor al día siguiente es puro escándalo.

Decoración (tu toque personal)
Aquí es donde puedes jugar. Yo suelo decorar con:

Fresas frescas

Virutas de chocolate

Unas hojitas de menta

O un poco de nata montada si me siento fancy

Bonus: Si tienes sirope de chocolate o fresa, haz un diseño tipo zigzag en la superficie. Queda brutal.

¿A qué sabe este pastel?
A felicidad. No exagero. Sabe a infancia, a tardes de merienda, a postre de domingo. Esa base crujiente, la capa de chocolate intensa, la fresa ligeramente ácida, y la vainilla suave que lo envuelve todo…

Es fresco, ligero, dulce pero no empalagoso, y sobre todo: adictivo. Siempre hay alguien que repite.

Consejitos finales (de cocinilla a cocinilla)
Si vas a transportarlo, hazlo en molde con tapa. Se mueve fácil.

No lo congeles. El frío del congelador mata la textura cremosa.

Puedes cambiar la fresa por plátano o mango si quieres algo diferente.

Cuida el orden de las capas: primero chocolate, luego fresa, luego vainilla. Así queda más vistoso al cortar.

¿Por qué amo esta receta?
Porque es agradecida. Porque no necesitas ser chef ni tener horno. Porque con ingredientes que tenemos todos, puedes crear algo que sabe a hogar, a amor, a cuidado.

Y porque siempre, siempre que lo hago… hay sonrisas. Y para mí, eso es el verdadero éxito de una receta.

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Conservación (si es que sobra…)
Guárdalo en el frigo hasta 5 días, bien tapado. Eso sí, ya te aviso: no suele durar tanto.

¿Te animas a probarlo?
Hazlo. De verdad. No lo pienses. Este pastel de crema napolitano no es solo un postre, es un momento bonito que te vas a regalar.

Y cuando lo pruebes, vuelve y cuéntamelo. Porque compartir recetas también es compartir historias. ❤️

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